domingo, 31 de mayo de 2009

Aves de paso

A las flores de un día,
que no duraban,
que no dolían,
que te besaban,
que se perdían.

Damas de noche,
que en el asiento de atrás de un coche,
no preguntaban si las querías.

Aves de paso,
como pañuelos cura-fracasos.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mi querida Marguerite...



Los cínicos y los moralistas están de acuerdo en incluir las voluptuosidades del amor entre los goces llamados groseros, entre el placer de beber y el de comer, y a la vez, puesto que están seguros de que podemos pasarnos sin ellas, las declaran menos indispensables que aquellos goces. De un moralista espero cualquier cosa, pero me asombra que un cínico pueda engañarse así. Pongamos que unos y otros temen a sus demonios, ya sea porque luchan contra ellos o se abandonan, y que tratan de rebajar su placer buscando privarlo de su fuerza casi terrible ante la cual sucumben, y de su extraño misterio en el que se pierden.
Creeré en esa asimilación del amor a los goces puramente físicos (suponiendo que existan como tales) el día en que haya visto a un gastrónomo llorar de deleite ante su plato favorito, como un amante sobre un hombro juvenil.

De todos nuestros juegos, es el único que amenaza trastornar el alma, y el único donde el jugador se abandona por fuerza al delirio del cuerpo. No es indispensable que el bebedor abdique de su razón, pero el amante que conserva la suya no obedece del todo a su dios. La abstinencia o el exceso comprometen al hombre solo; pero salvo en el caso de Diógenes, cuyas limitaciones y cuya razonable aceptación de lo peor se advierten por sí mismas, todo movimiento sensual nos pone en presencia del Otro, nos implica en las exigencias y las servidumbres de la elección.
No sé de nada donde el hombre se resuelva por razones más simples y más ineluctables, donde el objeto elegido sea pesado con más exactitud en su peso bruto de delicias, donde el buscador de verdades tenga mayor probabilidad de juzgar la criatura desnuda. Partiendo de un despojamiento que iguala el de la muerte, de una humildad que excede la de la derrota y la plegaria, me maravillo de ver restablecerse cada vez la complejidad de las negativas, las responsabilidades, los dones, las tristes confesiones, las frágiles mentiras, los apasionados compromisos entre mis placeres y los del Otro, tantos vínculos irrompibles y que sin embargo se desatan tan pronto.

El juego misterioso que va del amor a un cuerpo al amor de una persona me ha parecido lo bastante bello como para consagrarle parte de mi vida. Las palabras engañan, puesto que la palabra placer abarca realidades contradictorias, comporta a la vez las nociones de tibieza, dulzura, intimidad de los cuerpos, y las de violencia, agonía y grito.

Memorias de Adriano. Marguerite Yourcenar

miércoles, 20 de mayo de 2009

El filtro de censura del pensamiento

Creemos que al soñar perdemos un tercio de nuestra vida.
Y nos equivocamos.


domingo, 17 de mayo de 2009

jueves, 14 de mayo de 2009

¿Cuenca existe?

Es un habitación grande, de paredes blancas adornadas con fotografías en blanco y negro tomadas por Ronny Jaques. Billie Holiday nos guiña un ojo desde la pared que justo tenemos enfrente, y, que a diferencia de las demás, luce de un rojo tostado, posiblemente, para hacer el ambiente más cálido. Hemos bajado las luces, el humo de dos varitas de incienso Nag Champa bailotea en el aire bajo los acordes de "Wish U Were here". Hay dos candelabros en el suelo y dieciseis velas encendidas que tiritan desde diferentes puntos de la habitación. Catorce son blancas. Rojas, sólo hay dos.


La cama es enorme y está llena de almohadones de diferente colores cálidos y otoñales. Estoy sentada justo detrás tuya; con mis piernas abrazo tu cintura, mis brazos te rodean y juguetean con tus pechos mientras mi lengua dibuja círculos en tu nuca. Aparto tu pelo, te beso detrás de la oreja, mordisqueo tu cuello y con un dedo voy redibujando tus labios mientras tú intentas atraparlo con tu boca. Sigues de espaldas a mí y te arqueas hacia atrás apoyando tu cabeza en mi hombro. Alzas los brazos y tus manos se enmarañan con mi pelo. Ahora puedo besar tu garganta mientras tus susurros, tus suspiros y tu respiración acompasada, se pierde en mi oído izquierdo. Tu labios juguetean con mi lóbulo, mi mano derecha se entretiene redondeando tus pezones y la izquierda, impaciente, desciende por tu tripa, y mientras mis rodillas abren tus piernas, se cuela entre tus muslos. Aún llevas algo de ropa, te acaricio por encima de ella y cuando ya no puedo más, y cuando ya no puedes más, me doy la vuelta. Me situo frente a ti y comienzas a besarme mientras me recojo el pelo. Me ayudas a desprenderte del pequeño trozo de algodón que te cubre y comienzo a descender desde tu ombligo, del que me despido con seis besos...



lunes, 4 de mayo de 2009

Adivinanzas

Te dije que terminarías recogiéndote el pelo para mí, y ni tu inocencia ni tú, entendisteis el por qué. Satisfecha tu duda y resueltos mis placeres, puedes volver a soltarlo