viernes, 5 de febrero de 2010

Pure imagination

Desde pequeña, cuando iba a los restaurantes a cenar con mi padres, siempre me quedaba observando a las chicas que al terminar de cenar se levantaban de la mesa y se dirigían al baño juntas. Por aquellos entonces, los pájaros de mi cabeza y yo, pensábamos que iban a perfumarse, a repasar el carmín de sus labios y a poner máscara en sus pestañas. Más tarde, mi imaginación fue a más. Tenía claro que entraban a besarse, que se rompían las medias a mordiscos y sus suspiros contenidos se los tragaba las cisterna. Luego volvían a la mesa con las manos lavadas y la melena desordenada y yo no dejaba de mirarlas e imaginarlas mientras se me derretían las bolas de helado de limón y canela. Ahora, cuando estoy sentada en un restaurante y dos chicas entran al baño juntas, siempre pienso que van a meterse una raya.
No hace mucho, esperé a que una rubia de mirada angelical y pechos prominentes se acercara la barra sola. Me acerqué y le pregunté : ¿Eres Lucía C, verdad? Cuando has ido a maquillarte al baño te has dejado el DNI encima de la cisterna. Gracias por tu discreción, me dijo. -¿Quieres una copa?- No, le respondí. Quiero que me dejes tomarte una fotografía la próxima vez que entres al baño.

Nadie entiende que vaya a hacer un proyecto fotográfico de los baños de los bares. Pero las obsesiones de cada una son tan personales, que ni siquiera me apetece pararme a explicarlo.


2 comentarios:

LA DESGRACIÁ dijo...

¡Cómo adoro los oscuros objetos de deseo!

¿Cuándo vienes?

bss

Anónimo dijo...

La pérdida de inocencia...