domingo, 25 de octubre de 2009

Alice Liddell




Cuando en 1856 Carroll compra su equipo fotográfico tiene 24 años y la fotografía sólo 17. Este instrumento de generación de imagenes le debío de parecer una caja de las maravillas, era otro medio que se ofrecía a su ingenio más alla de la matemática, de la escritura y de la poesia para poder poner en práctica la irregularidad de una fantasía libre de la austeridad de la filosofía británia.

Alice Liddell, de 10 años, posa malhumorada, disfrazada de pequeña mendiga. Será famoso su nombre y será famosa esta imagen, por algunos considerada la más hermosa fotografía de una niña de la historia, mientras en el otro extremo, está quien ve en ella una profanación de la infancia.

En una soleada mañana de Julio, la pequeña Alice, durante un paseo en barca, le pide que le cuente un cuento y él esboza una historia fantástica que se transformará en uno de los libros más celebres de la literatura inglesa. Alicia en el país de las maravillas, que no enseña ninguna moraleja, sólo la libertad de la fantasía, el humor y el gusto por la paradojas. La importancia de un renovado y genuino estupor por la existencia. Decía Marguerite Duras: ¨Las obras maestras del mundo deberían ser encontradas por los niños en los cubos de basura y deberían ser leídas a escondidas, a escondidas de los padres y maestros¨. Y seguramente Carrol no pensaba muy distinto.

1 comentario:

LA DESGRACIÁ dijo...

Nunca he tenido claro si era un pederasta..

bss